Kubo y la búsqueda samurái

Si amas verdaderamente la familia, eres indestructible, nada te puede detener.
Antonio Banderas

Laika, un nombre que nos recuerda a la perrita que fue al espacio, pero también alude a una productora que ha revolucionado al cine de animación en stop motion. Ejemplos como “Coraline” y “ParaNorman”, han sido prueba de lo que la empresa de Travis Knight (hijo además del dueño de Nike) busca innovar en el séptimo arte con nuevas historias que sorprenden a los niños y a los adultos.

Dentro de este universo, su debut como director fue un proyecto presentado en 2016 con una historia a otro nivel. 94 semanas de rodaje, 1359 tomas y 48 millones de expresiones faciales para su protagonista son números que resumen los resultados de un nuevo giro en el mundo de la fantasía animada. Estamos hablando de “Kubo y la búsqueda samurái”.

Una producción de Laika nos remonta a la cultura japonesa

Todo comienza con un niño huérfano de padre que vive con su mamá en un pueblo rural en Japón. Su medio de vida es ser un cuentacuentos con ayuda de su shamisen, un instrumento musical, y sus figuras de origami.  No obstante, siempre debe regresar antes del anochecer y el peligro lo aceche. Un día, Kubo no logra regresar a tiempo y una serie de monstruos y dioses malignos tendrá que enfrentar. Su única compañía será Mona y Escarabajo, un guerrero samurái mitad insecto, quienes lo ayudarán en su lucha y en la búsqueda de una armadura mágica que lo protegerá de los riesgos a los que está expuesto.

Origami, magia y aventuras

Se sabe que el stop motion es una de las técnicas de cine más complejas, pero sin duda una de las más sorprendentes. “Kubo” sorprende con una forma particular que no solo aporta fidelidad en la cultura japonesa sino también en la utilización de una técnica poco recurrente: el origami. Las figuras de papel sorprenden a los ojos del público con una belleza en los colores, los dobleces y hasta la textura vivaz. Los vestuarios también fueron de mucha ayuda. La producción se basó en modelos de tela de una época del Japón medieval. Kimonos, trajes, armaduras y espadas son los ejemplos de esta investigación.

Con 80 escenarios de diferentes tamaños y diferentes materiales, donde la tecnología y el arte de hacer títeres han ampliado sus fronteras con la fabricación de monstruos de gran tamaño y asombro. Cuenta el director que una de las bestias fantásticas midió hasta 5 metros de largo.

El vestuario de las antagonistas
El esqueleto mide alrededor de 16 pies (487.68 cm)
Crecer y padecer: la pérdida y la familia en una sola lección

Además de la técnica, los motivos sobre la muerte, la memoria y la trascendencia están muy presentes en la película. Esa idea de tener consigo a los seres que ya no están, mediante la luz, el papel y la música.  “Kubo” habla de un tema particular como lo es la familia. Ese amor incondicional hacia los seres queridos, pero también enfrenta a aquellas querellas y rencores a los que nos enfrentamos. Este film remite a la belleza no solo visual sino al aspecto de aquello que nos hace humanos: el amor.

Una aventura para entender la memoria

Es una cinta que además de mostrar colores, no propone una vida de color de rosa, como a diferencia de otras películas para niños. Hay escenas fuertes, aunque no incómodas, donde se percibe aquel mensaje de pérdida, de violencia y de injusticia como un elemento indisociable de la realidad. Para niños y adultos, “Kubo” es un ejemplo más del potencial de Laika en tanto entretener como explorar nuevos temas en el mundo de la animación.

Deja un comentario